martes, 23 de septiembre de 2014

TESTIMONIO DE JOSÉ ERNESTO



Cuando tengo que hacer la evaluación o dar testimonio de mi experiencia misionera en el Sur, siempre me encuentro con el mismo problema: como escribir en una hoja en blanco lo que siente mi corazón. A veces pienso que lo mejor es sacar mi corazón y dejarlo en la hoja, y que él mismo sea el que hable por mí, pero mis compañeros dicen que eso no vale y que tengo que escribir algo; pues vamos a ello, a ver si mis manos escriben lo que mi corazón les dicta.

Cuando llegas al Sur vas con muchas fuerzas, con ideas, con ganas de dar todo lo que tienes o sabes, creyendo que en esto está la respuesta a sus necesidades. Pero al cabo de unos días te das cuenta de que la misión no implica dar, sino compartir.

Quien da es alguien que tiene y regala al que no tiene; pero quien comparte, lo hace desde la igualdad, la cercanía, la fraternidad. Esta es nuestra tarea para los niños y jóvenes: COMPARTIR. Nos levantamos con ellos, trabajamos con ellos, comemos con ellos, reímos con ellos y también lloramos con ellos. Al final terminamos siendo sus hermanos. Pero en realidad somos algo mucho más importante: somos personas de referencia, de quienes aprenden cómo vivir, y a su vez ellos son también para nosotros personas muy importantes, de quienes aprendemos a ser más humanos.

Un voluntario nunca tiene que ir con la idea de cambiar a los demás sino con la de cambiarse a sí mismo, dejarse empapar por todas las riquezas que hay en el Sur.

Aunque sea un tópico, son más las cosas que me han enseñado que las que les he aportado. Con mi ejemplo de vida he intentado transmitirles que se puede hacer lo que uno quiera si se lo propone. He aprendido a tener más paciencia, a dejar que las cosas vayan sucediendo… En resumen, a sobrevivir y vivir feliz aunque las condiciones no sean las adecuadas, y por supuesto a sonreír. A sonreír porque ellos te devuelven un cariño y un amor tan puros que nos resulta hasta extraño, ya que hemos olvidado lo que es, al vivir en una sociedad tan individualista y con tantas prisas como la nuestra.

Lo que queda y quedará es trabajar cada día, animar y cuidar que lo que viví no quede sólo en la memoria, sino que gracias a ello, sea capaz de provocar cambios en las realidades que me acompañan.

Lo peor que hay después de un voluntariado misionero es regresar y volver a acostumbrarte a la vida de antes, con los problemas y preocupaciones de siempre. Yo soy profesor de matemáticas y me gustaría seguir con esto, pero ahora sería con otra actitud. Me gustaría seguir estando cerca del centro donde trabajo, implicándome en tantos proyectos que van surgiendo; son tantas ideas, tantas cosas por hacer. Pero prefiero darle una oportunidad a la incertidumbre y que pase lo que Dios quiera.

Finalizando esta experiencia, lo único que puedo decir es GRACIAS. Gracias a DIOS, gracias a mi familia, gracias a mis amigos, gracias a las personas que en un futuro se animarán a vivir lo que yo he vivido hoy día; pero, sobre todo, gracias a los chicos por hacer de este mes algo único e inolvidable.

JOSÉ ERNESTO

TESTIMONIO DE ENRIQUE



Hace 15 días que regresé de ese maravilloso viaje a Perú con 3 compañeros que a raíz de él, ya no son compañeros, sino amigos, "entrañables amigos".
...15 días que tras ellos, intento poner en orden todo lo vivido; son muchas cosas, muchas "piezas que ordenar en el puzle, pues aquí a la vuelta, ESPAÑA, en lo que llamamos mundo globalizado, vivir la ESPIRITUALIDAD, el COMPAÑERISMO, la ALEGRIA corren el riesgo de difuminarse al vivir en un entorno, una realidad, una cultura y una forma de vida diferente.
Para mí este viaje me ha ayudado tanto o MÁS como yo haya ayudado, si es que he ayudado algo...
Me ha ayudado a fortalecer el ESPÍRITU y eso compensa al debilitamiento del CUERPO con vacunas y comidas raras...
Yo me pregunto a mí mismo ¡¡¡FE, ESPIRITUALIDAD!!!! Si antes no sabía ni me preguntaba por nada de esas cosas.!!!!!
La FE y la ESPIRITUALUDAD no se explican en ningún libro, tampoco se crean porque no son tangibles, yo pienso que se contagian entre personas, ( son como un virus, un bichito) un bichito bueno que tienen algunas personas pero que no vemos porque está por dentro.
Algunas personas como ANITA, una monjita de 92 años, que dedicó toda su vida a educar niños de infantil. Hoy , 30 años después, sigue soñando con ellos como si fuera ayer.
El COMPAÑERISMO, el ofrecer ayuda sin nada a cambio es otro virus o bichito que nos transmitió JOHN, nuestro taxista que nos ofreció su tiempo, su carro, su ayuda, su talento de buen conductor, para que siempre llegáramos al sitio exacto.
La BONDAD, el CONFORMISMO de la hermana Rogelia, que siempre ve el lado bueno de la vida.
La POSITIVIDAD del padre VICENTE que ante muchas dificultades logrará poner los cimientos de un Cole, en el medio del desierto.
La ALEGRÍA, un virus que compartían todos los niños y niñas de la Amazonia, en ellos traspasaba siempre a primer plano la sonrisa en sus caras a pesar de sus problemas.
El ESFUERZO de jóvenes como Susan, Giancarlo y Juan Francisco,que luchan para educar en valores humanos a jóvenes del Perú.
Las GANAS DE APRENDER, de los chicos y chicas de Pucará. Cuanto bichito bueno eh..... y de los que no pican eh, Álvaro, Ruth, José...
Todos estos bichitos los llevan personas que conocí en esta aventura, personas que nunca olvidaré y siempre llevaré en mi recuerdo.
Ahora me toca, nos toca a nosotros, contagiar ese bichito.
ENRIQUE

TESTIMONIO DE ÁLVARO



Al sentarme a escribir mi testimonio de este segundo viaje a Perú me asaltan muchas ideas, nombres, imágenes, anécdotas, sensaciones...  Me resultará difícil poner orden a este texto. Segundo viaje a Perú, primeros pasos del proyecto "Misión Perú" de los Colegios Diocesanos. A mi entender, el hecho de que los profesores puedan disfrutar de una experiencia misionera como ésta es de los pasos más importantes que podemos ofrecer. Siempre he pensado que este proyecto no debería consistir únicamente en una colaboración económica: donar dinero para unos proyectos y listo.

Desde ese punto de vista habría sido mejor haber enviado el dinero de nuestros billetes y demás gastos a los proyectos con que colaboramos. Es una posibilidad más. Sin embargo, nuestro sueño es que este proyecto asuma las palabras que tanto repite el Papa Francisco: "Evangelizar es hacer presente en el mundo el Reino de Dios". 

De entrada, un reto apasionante e ingente para nuestras fuerzas. Además en la mayor parte de los lugares que íbamos a visitar ya se hace anuncio explícito del Evangelio. Tal vez aquí surgieron las dudas más grandes: ¿realmente nos podemos llamar misioneros?, ¿podemos aportar algo allí?, ¿gozamos de la fe suficiente?... Ante tales preguntas solo cabía la oración y la formación. Ambas compartidas durante todo un curso previo a nuestra experiencia misionera de un mes en verano y ambas entendidas, en lo personal, como un privilegio por el ambiente, la convivencia, lo compartido con los otros profesores y formadores del curso.
Sin esa formación no me habría atrevido a ir a Perú. No han sido recetas mágicas para la Misión, pero sí me han recordado que evangelizar es dar testimonio con alegría y sencillez de lo que somos y creemos... lo poco que seamos y lo poco que creamos hemos intentado compartirlo. Ese ha sido el regalo.
Hemos "hecho" bien poquito, hemos recibido en palabras peruanas "hartísimo". De hecho, las preguntas que más nos han hecho a la vuelta tienen que ver con qué hemos hecho allí. Parecía que el "éxito" de nuestro viaje dependía de todo lo que hubiéramos hecho allí. Y sin embargo, y a pesar de que en nuestro blog aparecían cada día numerosas actividades, anécdotas, etc. mi sensación es que hacer, hacer... hemos hecho muy poco. Probablemente con nuestra visita a los proyectos hayamos causado más trabajo que alivio a nuestros anfitriones, pues se esforzaban en que estuviéramos cómodos, dedicaban tiempo para atendernos...
Con todo y eso, estoy convencido de que la Misión es obligatoria para cada cristiano y de que la Misión es esencial para nosotros, para la comunidad educativa. Y de nuevo, resuenan las palabras del Papa Francisco, que me ayudan a transmitir lo que siento: "¡Cuidado! Jesús no ha dicho: si quieren, si tienen tiempo, sino: «Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos». Compartir la experiencia de la fe, dar testimonio de la fe, anunciar el evangelio es el mandato que el Señor confía a toda la Iglesia, también a ti". 

Estas palabras reflejan mejor qué hemos "hecho" en Perú: compartir nuestra fe con nuestros hermanos. Al fin y al cabo, el misionero no es solo alguien que va a ayudar a los pobres, sin más. Es alguien que va a ayudar a su hermano porque ha encontrado a Cristo, que es lo mejor que ha encontrado en el mundo. Así resumiría esta experiencia. Cada persona que hemos encontrado allí ha compartido su fe, y lo que implica (trabajo, alegría, proyectos, atención, tiempo, oración, comida, hogar...), con nosotros. Por eso lo que he recibido supera con creces lo entregado. Este mes en Perú ha sido un regalo de Dios, de los tantos que me hace. Ojalá se pueda seguir brindando esta experiencia a más profesores y, ¿por qué no?, a antiguos alumnos o alumnos que cuenten con la mayoría de edad. 

Ya estamos de vuelta en España, y el mundo, como es obvio, no se ha detenido porque uno se vaya un mes a Perú. Nadie, salvo Dios, es imprescindible. Si me pongo a recordar momentos especiales surgen diversos nombres y circunstancias: el encuentro con Jóvenes Sin Fronteras Callao y Cristo Vive ha sido realmente alentador, nos han animado a no desfallecer, no dejarnos llevar por la corriente, a saber que no somos los únicos que descubrieron a Cristo, a contagiarnos de su fe en Jesús y sus ganas de entregarse al anuncio del Evangelio; la visita a los asentamientos e invasiones de terreno en Ancón nos permitió ver cómo sobreviven miles de personas en las periferias de la capital así como los sueños de varios sacerdotes valencianos que pretenden mejorar la red de escuelas diocesanas para atender a los menores de estas zonas;  mi experiencia en el Penal Sarita Colonia del Callao fue sobrecogedora, tanto por la situación en que "vivían" las personas encarceladas como por la atención que dispensa la Pastoral Penitenciaria de la diócesis del Callao en Lima; la visita a Machu Picchu me ayudó a entender mejor la cultura y riqueza de este país andino, que se ha visto contrastada en los distintos amigos (Susan, Mirko, Christian, Juan Francisco, Giancarlo, Valeri, John, Inés, Etel, Rosa, Melquiades, Teresa, Jordi, el padre Federico, el padre José Luis, Ronald, Meche, el padre Vicente Fons, etc. largo) que hemos ido haciendo a lo largo de nuestro mes allí; nuestra semana en Pucará, adaptándonos a los planes que nos proponían las hermanas Josefina, Rogelia y Celia, tratando de abrirnos a lo inesperado, esforzándonos por ser flexibles, compartiendo nuestra vocación con los alumnos de Secundaria del Colegio Fe y Alegría "María Inmaculada"; y por último, la selva, Misión Chiriaco, donde también compartimos nuestra vocación con las alumnas del Colegio-Internado Fe y Alegría "San José" y con Elvira y Teresa, Siervas de San José, allí pudimos ver cómo las propias alumnas se encargan del buen funcionamiento del Colegio, responsabilizándose de la cocina, limpieza, cuidado de animales, catequesis en la comunidad indígena, preparación de la Eucaristía, etc.; la convivencia con Ruth, Enrique y José Ernesto (en España y en Perú); nuestros largos viajes en bus, que sirvieron para conocernos mejor, para reírnos, para rezar; nuestra especial despedida de Perú con la comunidad de Siervas de San José en Lima y con la hermana Mari Carmen; y así podría seguir desarrollando si quisiera aburrir más de lo que ya lo estoy haciendo. 

Creo que todo salió genial por el entusiasmo de las personas que encontramos y por el nuestro; por su sencillez, por su alegría...  Personalmente me he sentido en familia estando allí y me siento muy agradecido por los dones que Dios nos regala, tan diferentes a cada uno de nosotros. Me siento querido a pesar de todo lo "metepatas" que he sido y soy. Dios me da una nueva oportunidad cada día para darle gracias por muchos motivos. 

Ojalá estas experiencias misioneras sigan adelante y sepamos contagiar a más compañeros para que tengan la suerte de conocer la realidad de un pueblo hermoso y luchador, como es el peruano, y compartir su fe con ellos.

La vuelta a casa se hace compleja e ilusionante por muchos motivos. Hace unos días un amigo compañero me decía que ya nos habíamos "ganado" el cielo por este viaje, y no es así (sólo hay uno bueno). El cielo, si tiene a bien obsequiarlo Dios -Amor-, se "gana" también desde aquí, desde Ávila, desde nuestras casas, amistades, ayudando al que lo necesita, al que demanda cariño, estando cerca de los que sufren... hay Misión aquí y allá. El reto está en ser misionero aquí también; no se puede serlo allí sin serlo aquí. Este año, en Ávila, tenemos una ocasión excepcional para ello. Dios nos llama cada día a responder desde donde estamos, con nuestros alumnos y sus familias, nuestra familia, amigos... si Dios te hubiera pedido ir a Perú ya habrías ido. Cada uno tenemos nuestro tiempo, tal vez no hayas sentido esa llamada de Dios aún.
 
                                                                                                                                                                                            ÁLVARO

TESTIMONIO DE RUTH



¿Por qué nos cuesta tanto confiar en otra persona? ¿Por qué nos cuesta seguir los consejos de una persona y preferimos pensar que nosotros seremos diferentes y tendremos la razón? ¿Por qué comenzamos un proyecto con miedo, inseguridad y nerviosismo y pensando que saldrá todo según lo planeado?

¿Por qué en muchos momentos nos sentimos superiores a los demás solo por el hecho de haber nacido en otro país cuando verdaderamente lo que sentimos es miedo, vergüenza e incluso envidia de lo que sienten y viven juntos?

¿Por qué no somos capaces de ver que tenemos muchas carencias emocionales y que intentamos suplirlas con cosas materiales que no nos satisfacen? ¿Por qué en ocasiones hacemos que las cosas sean tan complicadas cuando con un simple "lo siento", un "te quiero" o una sonrisa podríamos mover el mundo?

¿Por qué no somos capaces de darnos cuenta de que Dios es el artífice de nuestra vida y es el quien la maneja y guía? ¿Por qué no confiamos en el cuando sabemos que siempre camina a nuestro lado y que aunque en ocasiones no lo escuchemos, solo necesitamos parar para volver a oírlo? ¿Por qué en nuestra rutina diaria preferimos olvidarle, ignorarle, culparle e incluso darle la espalda solo por el hecho de que hoy en día es mas fácil y sencillo negarle?

Lo triste es que en ocasiones tengamos que conocer otras realidades, vivir otras experiencias y palpar otras circunstancias para darnos cuenta de lo equivocados que estamos. Pero, como dicen, de todo se aprende. Y desde luego yo lo he aprendido, he "recargado mis pilas" y he intentado empaparme de todos los conocimientos para poder así trasmitirlos en mi vida diaria, con mis alumnos, compañeros, familia, amigos.... Si tan solo fuera capaz de trasmitirles una pequeña parte...habrá merecido mucho la pena.

RUTH

TESTIMONIOS MISIONEROS

Una vez comenzado el curso, retomamos la publicación de entradas en este nuestro blog misionero. Pasamos a relatar la experiencia misionera de José Ernesto, Ruth, Enrique y Álvaro. A continuación, podréis leerlos. Esperamos que os puedan servir en vuestro crecimiento en la fe.

martes, 16 de septiembre de 2014

CARTA DE LAS ALUMNAS DE MISIÓN CHIRIACO

Esta mañana hemos recibido, a través de un correo electrónico de la Hermana Elvira, una carta muy especial.
Las alumnas de catequesis de la Misión Chiriaco, en la selva, nos han escrito y nos han contado, entre otras cosas, cómo les ha ido con el post-taller de pulseras de gomas. Además les estamos infinitamente agradecidas porque nos tienen presentes en sus oraciones, al igual que nosotros a ellas. Comunión, misión común... Regalos de Dios.
Muchas gracias, chicas. Pronto les escribiremos, un fuerte abrazo de paz t bien.

viernes, 12 de septiembre de 2014

ENTREVISTA EN LA COPE CON AUXI

Hacía tiempo que no escribíamos, y es que la vuelta a España, ver a la familia y amigos, reincorporarse al trabajo, descansar, etc. nos ha dejado poco tiempo para más. Ahora vamos entendiendo lo que decíamos en las últimas entradas, al hacer el equipaje: la vuelta se hace compleja por diversos motivos, pero es un reto apasionante. Hoy, viernes 12 de septiembre, nos hemos acercado a La Cope, pues Auxi, delegada de medios de comunicación de la diócesis, se había puesto en contacto con nosotros para hacer una entrevista sobre nuestra experiencia misionera y sobre "Misión Perú". A las 13.40 entrábamos en directo en su programa. Con gusto e ilusión hemos ido respondiendo a sus preguntas, unas dedicadas a la vuelta a Ávila, a los proyectos, a las actividades que hemos hecho allí, nuestros sentimientos, la acogida de las personas que hemos ido encontrando, los orígenes de Misión Perú... En definitiva, ha sido un momento para recordar nuestros días en el país andino. Por ello, le damos las gracias a Auxi. Una de las tareas que nos toca ahora es dar testimonio, devolver o compartir todo lo recibido... Hemos hablado de alegría: la de las personas que nos abrieron sus casas, sus proyectos, sus sueños...; también de cómo nos ha "tocado el corazón" esta experiencia y de cómo continuar a partir de ahora, de no caer en la rutina, de intentar cambiar nuestro trocito de mundo cercano, de no perder la sonrisa... Pronto publicaremos nuestros testimonios en el blog para compartir con vosotros nuestra experiencia. ¡Un fuerte abrazo!