Sábado,
15 de agosto de 2015
Nos levantamos una horita más tarde, ya que
era Sábado. Desayuno, limpieza y despedida para comenzar nuestro viaje con
destino Chiriaco. La hermana Carmen nos acompaña hasta el paradero, donde
cogemos una combi con dirección Jaén. Momento de la despedida, con sentimientos
encontrados, por una parte la ilusión de ir a Chiriaco y por otro la nostalgia
de irnos de Pucará, donde tan bien nos han tratado. ¡Ahora que ya estábamos
totalmente integrados en el día a día! Ya hasta dejábamos las cosas en su sitio
y no hacíamos que nadie se volviera loc@ buscándolas.
Comenzamos nuestra aventura hasta Jaén:
emocionante, por decir algo. Para que os hagáis una idea: nueve personas en una
combi (furgoneta), por una carretera similar a una montaña rusa pero asfaltada.
A nuestra llegada a Jaén, nos estaba esperando la hermana Josefina, que había
viajado el tema anterior por motivos laborales. Desde el paradero cogimos dos
moto-taxis que nos llevarían hasta la Plaza de Armas.
Allí visitamos la
Catedral, donde nos encontramos con varios bautizos y minutos después un
funeral. En dicha Catedral se encuentra el patrón de Jaén, el Señor de
Huamantanga (Cristo crucificado) y la Virgen Dolorosa, por la que existe una
gran devoción en dicha ciudad y sus alrededores.
Como nuestra llegada a Chiriaco se iba a
demorar bastante, decidimos tomar un “ligero” almuerzo adelantado en un
restaurante frente a la Catedral. Probamos cosas nuevas y todas nos encantaron.
Adjuntamos fotografías de dicho manjar.
A las 12:30 nos despedimos de la hermana Josefina,
ya que nuestro camino se dirigía a Bagua y el suyo era de regreso a Pucará. A
la salida de Jaén nos encontramos con vehículos cuya velocidad era demasiado
lenta a criterio de nuestro taxista, que decidió sortearlos con la velocidad de
un rayo. Made in Perú.
El trayecto Bagua-Chiriaco lo hicimos en
otro taxista (afortunadamente), observando el cambio del paisaje según nos
íbamos acercando a nuestro destino final, pasando de un terreno medio árido a
un bosque espeso.
Los ríos cada vez llevaban más caudal y se notaba la humedad
en el ambiente, aunque durante todo nuestro recorrido no llovió. Si pudimos
observar, a ambos lados de la carretera, las consecuencias de las lluvias
acaecidas durante la semana anterior.
¡Por fin llegamos a Chiriaco! El peke peke
nos estaba esperando para cruzar hasta La Misión y os preguntaréis qué es el
peke peke: es el nombre que reciben los botes para cruzar de una orilla a otra.
Gracias a la ayuda de Roldán y Rufino (personal de servicio de La Misión)
pudimos embarcar y descargar nuestro
equipaje sin percances. A diferencia del año pasado, todos esperamos a que el
peke peke estuviese parado para salir de él.
Después de dejar nuestro equipajes en las
habitaciones correspondientes pasamos una agradable tarde-noche conversando con
las hermanas Elvira, Teresa y Asunta, que se encargan del funcionamiento del
centro, alguna de ellas desde hace más de 40 años.
Misión Chiriaco: naturaleza en estado puro.
La conservación de este paraje natural, respetando la cultura Awajún, hace de este
lugar un sitio especial. El silencio de la noche aquí se transforma en los
sonidos de los distintos animales autóctonos de la zona.
Nos despedimos por el momento. ¡Hasta
mañana corazones!
Laura, Ernesto y Lorena
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